Barcelona se convirtió en el escenario de una explosión de energía, rebeldía y emoción con la presencia de SKUNK ANANSIE en la sala Razzmatazz. La banda británica, que lleva más de 25 años llevando su contundente mezcla de rock alternativo, metal y punk por todo el mundo, regresó a la ciudad condal con un setlist cargado de clásicos, nuevos éxitos y, sobre todo, con una actitud que demostró por qué siguen siendo una de las agrupaciones más emblemáticas del rock contemporáneo.

A las 21 horas, las luces se apagaron y los primeros acordes de guitarra llenaron el aire. Skin, la carismática líder y vocalista de la banda, emergió al escenario con su presencia inconfundible, su piel reluciente bajo las luces y una energía desbordante que enseguida captó la atención de todos. El resto de los miembros: el guitarrista Ace, el bajista Cass y el batería Mark, también mostraron por qué siguen siendo una de las formaciones más poderosas de la escena musical.

El concierto comenzó con "This means war", y desde ese momento el público se sumergió en un viaje de pura adrenalina. Skin, siempre tan impredecible y directa, se conectó de inmediato con la audiencia, interactuando y provocando, como solo ella sabe hacerlo, a los presentes con sus poderosas interpretaciones vocales y su actitud desafiante.
A lo largo de la velada, la banda no solo ofreció lo mejor de su material más reciente, sino también un generoso repaso por los grandes éxitos de su carrera. "Charlie big potato" fue uno de los momentos más esperados, con el público cantando al unísono cada palabra. La canción, uno de sus himnos más emblemáticos, provocó un éxtasis colectivo que se sintió en toda la sala.

El sonido de la banda, impecable y cargado de fuerza, se hizo eco de sus raíces del grunge y el punk, pero también mostró la evolución de una banda que sabe cómo mantenerse vigente sin perder su esencia. La mezcla de riffs potentes y la voz inconfundible de Skin, que se paseaba por todos los registros posibles, hizo que temas como "I can dream" o "I believed in you" cobraran una fuerza renovada.

El momento más emotivo fué cuando la vocalista, no dudo en bajar del escenario y cantar en medio de todos los asistentes que no paraban de brincar con la británica.

El final llegó con "Little baby Swastikkka", uno de los temas más esperados por los fans, llevó la energía del concierto a su punto más alto. Con Skin desbordando pasión y el público entregado por completo, el concierto concluyó en una explosión de emoción que dejó a todos con la sensación de haber sido parte del evento.